El trabajo sobre los rieles II

1. El trabajo con el sentido biológico.

Este quizás sea uno de los temas más importantes para entender el concepto de riel secundario.

Cuando aparece una enfermedad, todo el trabajo anterior es valioso pero si no entendemos el concepto de sentido biológico, nada servirá.

Nosotros hemos dicho que en las enfermedades comunes el sentido es de supervivencia y en las enfermedades arquetípicas, este sentido no existe, predominando la denuncia del órgano y de la célula por sufrir un incumplimiento de los mandatos generacionales.

Este incumplimiento puede ser de la persona, de sus ancestros o inclusive de alguien muy querido a quien se sustituye en la enfermedad.

Lo importante es entender que este sentido de solucionar una amenaza a la supervivencia o de denunciar un incumplimiento, se va a realizar con instrumentos de la historia que sirvan para ese objetivo.

Las tres preguntas básicas que deben hacerse son:

1)     qué soluciono con el síntoma que genera la enfermedad.

2)     Que denuncio con el lenguaje de la célula.

3)     A quien se lo soluciono o a quien estoy denunciando.

 

Veamos un ejemplo sobre esto. Un niño hace un sarcoma en la cara. Lo primero que debo preguntarme como terapeuta de la MPB es si ese sarcoma está solucionando o denunciando algo del niño o de sus padres. Un sarcoma es un endurecimiento pero sobre todo un agrandamiento, un tumor. Si está en la cara, lo que va a provocar es llamar la atención por el agrandamiento y la deformidad de la misma pero también va a evitar que esa cara sea tocada, golpeada. Muchas veces, los mismos médicos se niegan a hacer punciones por el peligro de -despertar- el tumor. Tenemos que detectar si con esa conducta biológica está solucionando algo (que no le peguen más allí) o si está denunciando algo (que alguien le pegó allí). Pero también tenemos que detectar si esa solución o denuncia se refiere a él mismo o a uno de sus seres más queridos. Si aceptamos la propuesta de Hamer (que toda enfermedad intenta la solución) solo habrá que esperar. Si aceptamos la propuesta de la MPB (que se está denunciando un incumplimiento) si no trabajamos sobre ese incumplimiento no habrá curación. En el caso de que esté denunciando algo que no es de él, tenemos que indagar si alguno de los padres fue golpeado en la cara, en la zona en donde se encuentra el tumor ya que si así fuera, el niño estaría haciendo una denuncia de un hecho que no es de él. Esto es importante porque si no se trabaja sobre el padre golpeado, el niño no se curará. Es el padre o la madre quien debe registrar la relación entre el sarcoma de su hijo y el golpe que recibió. Si no se separa de la persona que la golpeó, el niño seguirá haciendo el sarcoma.

En una gastritis (enfermedad común) el sentido es de supervivencia, es decir de solucionar algo. Pero al igual que en una enfermedad arquetípica puede tener que ver con él, sus ancestros o sus seres queridos. Lo único que lo diferencia es que aquí siempre se busca una solución. El dolor lo hace doblar y se somete. El espasmo del estómago impide que entre más comida y adelgaza, volviéndose más liviano. El ardor sube y le impide hablar. Se cierra así a la comunicación y a la incorporación que lo daña. Se inmoviliza. Se somete. Todo para no seguir dañándose.

El dato fundamental para saber si la solución o la denuncia se refieren al paciente o a un semejante es el grado de conciencia que tiene el enfermo sobre el sentido de sus síntomas. Si lo desconoce, es muy probable que el conflicto no le pertenezca aún cuando relate hechos desencadenantes concretos.

 

2. Las causas simbólicas.

Cuando hablamos de causas simbólicas hablamos de asociaciones con otros hechos, palabras, lugares, olores, recuerdos. Es el mecanismo del deslazamiento del significado de lo que ocurre (metáfora) o del significante que lo transporta (metonimia).

En un libro que publicamos en el año 2000, hablábamos de los trabajos de un psicólogo americano llamado Le Shan. Allí se exponían las estadísticas realizadas por este investigador sobre el origen del cáncer. Ellos concluían en la existencia de una pérdida primaria en los primeros años de vida y la presencia de un hecho desencadenante que rememoraba esta pérdida, activando la enfermedad.

Hamer no suele hablar de los conflictos primarios. Tampoco de los ancestrales. Le da una gran importancia a lo que él llama DHS que son los sucesos desencadenantes.

En la MPB, los conflictos primarios tienen un valor significante. Creemos que en los primeros siete años de vida se desarrollan la mayoría de estos conflictos pero los ocurridos luego de esa edad también pueden ser importantes.

Los conflictos primarios no son biológicos ni psicológicos. No son biológicos porque no han desencadenado programas cerebrales de supervivencia (enfermedades orgánicas). No son psicológicos porque la estructura psíquica aún no está completa. Pero a la vez, tienen características de ambos; intentan solucionar o denunciar algo y lo hacen con un aumento de la tensión psíquica.

Estos conflictos primarios pueden ocurrir en la gestación, durante el parto, en los primeros años de vida o en cualquier momento de la existencia.

Se relacionan en general con los períodos de la vida en los que se produce una pérdida o frustración.

Una mujer con diagnóstico de cáncer de mama derecha me consulta contándome con pormenorizados detalles la causa de su cáncer.  Según ella todo giraba en relación a una pareja que la había maltratado. Ella tenía muy en claro que su cáncer había sido originado por la relación con esta pareja de la que se había separado seis años antes de la aparición del bulto en la mama. El tiempo transcurrido entre la separación y la detección del bulto era demasiado. En general las lesiones ductales aparecen entre los seis a doce meses de la separación.

Buscamos el conflicto desencadenante que tenía que haber sucedido en los meses previos. Ella cuenta que luego de la separación se va a vivir con una amiga y allí se siente protegida. Pero hace ocho meses decide ir a vivir sola en un departamento. Refiere que esa época la vivió con mucha tristeza y sensación de desamparo. Hubo varios hechos de llamadas telefónicas que se cortan y timbrazos en su casa a la madrugada. Todo lo relaciona con su ex pareja. También relata un intento de robo en plena calle.

Allí estaban los hechos desencadenantes, que no eran ni las peleas con el novio ni la separación de él como hecho de solución biológica, sino la vuelta permanente a sentirse amenazada, lo que la hacía entrar y salir del conflicto de desprotección.

Aquí debemos hacer tres relaciones.

Significante- significante.

Significado- significado.

Relación- relación.

 

3. Significante-significante.

Cuando tenemos un órgano enfermo (mama) a ese órgano lo llamamos significante. Debemos encontrar el otro significante que siempre es una mama. Podríamos decir una mama primaria. (o el lugar que luego va a ocupar la mama). Le preguntamos al paciente si recuerda durante sus primeros años de vida algún hecho en donde la mama jugó algún papel. Habitualmente aquí se produce una especie de iluminación en el paciente porque toma conciencia de que algo le pasó en la mama alguna vez y que eso puede tener relación con lo que le está pasando ahora. Nuestra paciente recordó dos hechos. El primero a los siete años Un tío le acariciaba el pecho y ella lo recuerda como un abuso. Allí aparece un conflicto primario que como dijimos ni es un conflicto biológico ni es un conflicto psicológico. Es una marca. Una aumento de tensión celular que no logra descargarse y que se acumula allí como tensión en espera. Cuando aparece un desencadenante, éste puede no ser tan brutal como dice Hamer, ya que aquí lo que hizo nacer el cáncer fue la repetición de recuerdos de amenaza cuando ella vivió sola. La relación es entre el significante mama de los siete años y el significante mama de los treinta dos años que estaban en juego a partir de la escena del tío abusador. La mama como coraza.

 

4. Significado-significado.

Para entender la anterior relación, es necesario conocer el lenguaje de los órganos. En el caso de la mama, ella tiene tres discursos:

1)     el de la nutrición: produce leche para alimentar a la cría o a quien lo necesite, incluso ella misma.

2)     El de la protección: es una coraza y la mujer debe poner el pecho para defenderse.

3)     El de la atracción: se muestra, se oculta. Acerca a los otros pero a la vez, puede poner distancia.

 

Volvemos al conflicto primario. Debemos aprender a relacionar los sucesos actuales con los de aquel conflicto primario en donde en ambos algo pasó en relación a la nutrición, a la protección o a la atracción. Le pedimos a la paciente que recuerde vivencias negativas de cada uno de estos discursos. Con respecto a la nutrición, pensó en la mala leche. Con respecto a la protección pensó en el padre (pensemos que el padre siempre tiene que ver con la mama derecha de la mujer) y en los golpes que le daba de niña. Con respecto a la atracción, trajo a su recuerdo la vergüenza.

Todos estos elementos son primarios y son aquellos que se van a relacionar con los mismos significados de la persona adulta que se enferma. En la relación con su ex pareja aparecieron todos estos significados y en el año que vivó sola todos ellos se reactivaron por la desprotección que sentía.

 

5. Relación- relación.

Aquí aparecen todos los hechos que estaban presentes cuando se establecieron las dos relaciones anteriores entre significantes y significados. El abuso, la vergüenza, el silencio, la leche, el endurecimiento, la distancia, los golpes y todo aquello que en el relato del paciente se debe ir anotando para ir construyendo esta delicada relación entre los factores desencadenantes y los conflictos primarios.

Allí aparecen también los padres, los abuelos, los hijos, los hermanos. Aquellos seres por los cuales la paciente puede estar haciendo esa enfermedad para solucionarles algo a ellos y no a sí misma.

Allí apareció la madre (la mama) que era golpeada por el padre en el tórax y ella estaba haciendo ese endurecimiento para que su madre pudiera defenderse mejor. No era el pecho de su madre quien se endurecía sino el de ella. Es que en esta dimensión de la relación- relación se juega un aspecto que hemos llamado mimetismo y es donde la paciente toma el órgano de un ser querido y lo hace suyo.

Allí aparece lo que en psicoanálisis se llama goce. La paciente establece una relación con un órgano robado a un ser amado. Y establece en ese órgano lo que la medicina llama enfermedad pero que nosotros ya sabemos es el intento desesperado de solucionar o denunciar lo que al portador original de ese órgano le pasa. Aquí está en juego el sacrificio. -Mejor que me pase a mí y no a ti-. La mama robada a la mamá es la solución que la hija encuentra.