Esquema de abordaje terapéutico

1)      Ficción evolutiva.

2)      Descripción de la función del órgano.

3)      Ficción animista.

4)      Características personales.

5)      Sucesos previos.

6)      Arquetipos celulares y de conducta.

7)      Mandatos generacionales.

8)      Actos arquetipos.

9)      La acción médica sobre la lesión.

 

Ficción evolutiva.

Se trata de entender en qué momento y para solucionar qué situación nació el órgano enfermo. Se aborda también la función general de la hoja embrionaria de la que nace.

Los ejemplos que vamos a dar siempre se referirán a pulmón. Aquí aportamos su origen a partir de la necesidad biológica de captar oxígeno del aire al salir del agua por falta de alimentos. La función general de la hoja embrionaria de la que deriva (el endodermo) es la búsqueda, incorporación, asimilación y eliminación de la presa (ya sea aire o alimento). Si no se produce la incorporación de oxígeno, el ser vivo muere. Esta ficción concluye con el concepto de la enfermedad como repetición de ese momento evolutivo; la dificultad en la incorporación del aire (de forma sorpresiva, dramática y en soledad) activa un programa cerebral para resolver esa dificultad en la supervivencia.

 

Descripción de la función del órgano.

Se le da la información general al paciente sobre la función del órgano e inmediatamente se le pregunta qué otras funciones cree que ese órgano tiene. Aquí observamos los errores y las omisiones en el habla del paciente.

En el pulmón: captar el aire. Intercambiar el oxígeno en el tercio inferior con el bióxido que viene de las venas. Hacerlo a través de un mecanismo de respiración que es alternado con entradas y salidas. Ser un órgano pasivo que depende de la función de los músculos respiratorios. No tolerar la espera de esa función (si no se respira, se muere). Trabajar con un elemento inmaterial (el aire). No poder filtrar lo que entra.  Establecer una permanente comunicación con el medio. Desechar lo usado. Se detectará lo que no sabe el paciente y aquello en lo que se equivoca (puede decir que es un filtro o que es un motor). Puede olvidarse de decir, que si falta oxígeno hay asfixia y desesperación. Estos equívocos nos van marcando qué aspectos de la función del órgano tienen que ver con el desarrollo de la enfermedad.

 

Ficción animista.

Aquí se presenta el traslado de todas estas funciones descriptas a la dimensión de los significados que aporta el lenguaje. No solo se hace uso de las llamadas metáforas sino también de las metonimias, o sea el juego con los fonemas.

En el pulmón: el miedo brutal (quedarse sin aire) la impaciencia, todo tiene que ser ya (inmediatez). Las pérdidas, lo que se desecha (el ritmo de entrar y salir). La dependencia, la espera de la ayuda de los otros (pasividad). El contacto con lo espiritual (la inmaterialidad). La incapacidad de absorber alguna información (el no tener filtros). La relación con el pasado (el intercambio con lo que ya se usó). La comunicación con el entorno (la entrada del mismo aire que usan todos). La invasión del espacio o territorio propio (asfixia). En esta ficción animista se rescata la descripción que hace el paciente. Si dijo que es un filtro, se da énfasis a este error en relación a la exigencia que se le está dando a un órgano que no es capaz de filtrar. Si dijo que es un motor, se menciona la exigencia de una actividad que no tiene. Los distintos significados del órgano enfermo que el lenguaje aporta, son utilizados para entender el desarrollo psicobiológico de la enfermedad.

 

Características personales.

Aquí se vuelcan todos los datos anteriores, a la personalidad y al carácter del paciente. Como vive las urgencias y las esperas (inmediatez), las pérdidas (espiración), la dependencia o el exceso de actividad (pasividad), la espiritualidad o la sutileza del pensamiento (inmaterialidad). Como se relaciona con el filtro de la información. Se usan todos los elementos psicobiológicos pero se los relaciona con las características precisas del paciente. Si es miedoso. Impaciente. Aquí, en las características de la personalidad del paciente, se aborda el rol biológico que describe la MPB. Si es territorial (busca el reconocimiento para lograr consistencia) o si es proveedor (busca tener para lograr su consistencia). También se trabaja su rol primario o secundario. Al ser el pulmón un órgano donde se dirimen cuestiones territoriales, se observa la recurrencia de las enfermedades del pulmón en el rol biológico territorial. En esta etapa del abordaje se desarrolla la esencia del pensamiento psicobiológico.

 

Sucesos previos.

Se le pide al paciente que describa los hechos previos a la enfermedad que él pueda creer que guardan alguna relación con ella y luego se van hilando todos los elementos psicobiológicos con lo que dice el paciente. Sucesos en donde esperara que algo ocurriera desde hace mucho tiempo (inmediatez). Alternancias muy bruscas de la tristeza a la alegría (respiración). Perder algo en forma abstracta (inmaterialidad).

Sentirse asfixiado por falta de espacio. Hamer le da mucha importancia a un suceso de miedo muy  intenso, muchas veces relacionado a diagnósticos brutales.

Siempre se buscarán sucesos de ese tipo pero no se dejará de ver lo relacionado a lo psicobiológico. Habiendo expuesto ya el rol biológico del paciente se apuntará a los hechos que le hagan perder consistencia en su rol. La pérdida de trabajo no afectará a un territorial de la manera que afectaría a un proveedor (este último se queda vacío). La amenaza de no ser reconocido solo afectará al territorial. Un macho primario reaccionará a la invasión con ataque. Un secundario con huida. En esta etapa se trabaja la reacción biológica de ataque-huída-inmovilidad frente a los sucesos desencadenantes de una enfermedad.

 

Los arquetipos celulares y de conducta.

El uso de los arquetipos sirve para comprender las conductas psicobiológicas que van más allá de lo psíquico y de lo biológico. Sus acciones apuntan a una función celular determinada y a una conducta que la acompaña. Es una guía para ofrecer nuevas acciones que detengan tanto la acción celular como la conducta.

En el ejemplo del pulmón, veremos en una enfermedad común, solo la acción de los arquetipos de conducta ya que los celulares se activan exclusivamente en las enfermedades arquetípicas.

El arquetipo celular de madre nutritiva, se activa en los tumores (adenocarcinoma) y su objetivo es dar para solucionar. El arquetipo celular de madre protectora, se activa en los carcinomas bronquiales y su objetivo es albergar, cuidar. El arquetipo celular de madre devoradora se activa en las lesiones miliares de pulmón (suelta de globos) y su objetivo es dominar y destruir. Aquí ya no solo se toma conciencia de lo que está ocurriendo sino que se preparan las acciones que podrán detener la enfermedad. Si sabemos que el objetivo de la célula madre nutritiva es dar, habrá que desarticular esa posición sacrificial para acceder a una posición cooperativa. Si sabemos que el objetivo de la célula madre protectora es cuidar posesivamente, habrá que acceder a una posición responsable. Si sabemos que el objetivo de la célula madre devoradora es dominar destructivamente habrá que acceder a una posición de poder creativo, es decir, constructivo.

En cuanto a los arquetipos de conducta, nos abocamos a la tarea de buscar las figuras de confrontación que enseñan a superar la enfermedad. En los procesos respiratorios crónicos de pulmón, los arquetipos de víctima (huída de los conflictos y sensación de abandono) y de prostituta (sometimiento) deben encontrarse con los arquetipos de guía (señalar y desaparecer) y de redentor (incluir y amar). En los tumores de pulmón, el niño herido (rabia, dependencia, ingenuidad) debe encontrarse con el niño mágico (la conciencia de hacer posible lo imposible) a través de los llamados actos arquetípicos.

 

Los mandatos generacionales.

Este tema forma parte de las ficciones que ha creado la MPB para crear un modelo que nos permita actuar sobre la realidad que se percibe y sobre lo real que no se deja asir. Los mandatos están unidos a las hojas embrionarias porque ellos nacen desde la función biológica pero con el objetivo de perpetuar no solo la vida sino la naturaleza de  la misma. Cuando no son cumplidos, los grupos celulares que poseen esos mandatos, denuncian tal incumplimiento con acciones que en el lenguaje celular deben ser leídas. Cuando se ha activado un mandato familiar, las células ya no buscan solucionar ningún conflicto y se apartan del sentido biológico. Cuando esto ocurre, estamos en presencia de una enfermedad arquetípica (cáncer, autoinmunes, infecciones no autolimitadas, distrofias) que solo se detendrá ante el sometimiento (si es territorial) o ante el ataque o la huida (si es predadora).

En el pulmón, debemos abordar dos mandatos: aceptar con amor a los anteriores y ejercer con autoridad lo que se es.

La teoría de los mandatos generacionales es el inicio de la estrategia terapéutica.

 

Los actos arquetípicos.

Cuando se ha trabajado con un paciente desde todos los puntos anteriores y se ha hecho su psicopatografía (ver  Capítulo IV), estamos en posición de abordar cambios profundos en la vida del paciente. A estos cambios los hemos llamado actos arquetípicos y son la manera que describimos para convertir las actividades celulares que se observan en la enfermedad, en símbolos (palabras, hechos, rituales). El acto arquetípico es una metonimia, es decir, trasladar el significado que aparece en los grupos celulares denunciantes desde los pedazos en los que habitan a otro lugar que llamamos cuerpo.

Lo que pretendemos con el acto arquetípico es convertir lo que no acepta ni la función del órgano ni el lenguaje del cuerpo en un tipo de lenguaje. Los grupos celulares enfermos tienen su propio lenguaje que surge de la conducta celular que desarrollan en la enfermedad y de los mandatos cuyo incumplimiento denuncian con esa conducta. Es a este lenguaje al que llamamos significado y es a este significado que intentamos trasladar desde los pedazos enfermos a otro lugar. Este lugar es algo a construir y lo vamos a hacer desde la función del órgano enfermo y sus metáforas. El acto arquetípico es este traslado.

En el caso del pulmón, los lenguajes celulares que surgen de su origen embrionario son la impermeabilidad de la membrana de la célula tumoral (ectodermo) y la falta de maduración de la misma (endodermo). Los mandatos no cumplidos son la pérdida de autoridad (ectodermo) y la falta de aceptación de lo anterior (endodermo). Las funciones biológicas negadas son la entrada de aire y la comunicación. Las metáforas que expresa el cuerpo son la asfixia, el aislamiento, el exceso de actividad, la falta de ritmo, la negación de la espiritualidad.

La construcción desde estos elementos (los ladrillos) se hace con las estrategias que surgen de la concepción territorial o predadora del enfermo y de la enfermedad (el cemento). Si la enfermedad es predadora, se recurre al ataque (cuestionar frontalmente el mandato y la conducta celular, en general a través de un nuevo DHS que desplaza el mandato) o a la huída (la construcción de un lugar seguro en donde el predador (los mandatos y los lenguajes celulares) no pueden llegar.

Si la enfermedad es territorial, se recurre a las estrategias de apaciguamiento (inmovilidad, lateralidad, agachamiento) o sometimiento (códigos de aseo, alimentación y sexuales).

 

La acción médica.

Este trabajo es siempre complementario pero la mayor parte de las veces, imprescindible. Sin los instrumentos médicos habitualmente (ver -El consenso colectivo-) no logramos detener la enfermedad.

Desde la teoría de la MPB, todos los instrumentos deben ser coherentes con lo que venimos desarrollando. El sistema médico actual hace esta tarea francamente difícil. Un derrame pleural que produce una muy mala calidad de vida puede ser punzado por este motivo, pero ese acto debe hacerse en un servicio convencional y esto de por sí es una grave complicación. La presión de los médicos actuantes puede determinar un grave conflicto de diagnóstico que agrava el cuadro. Tratamos en todos estos años de trabajo de desarrollar un acompañamiento del paciente en estas situaciones pero no siempre esto puede lograrse.

Específicamente usamos la homeopatía como medicamento que nos permite ayudar a equilibrar el sufrimiento del paciente y acompañar los síntomas sin bloquearlos ni profundizarlos.

Una segunda herramienta es el trabajo con nosodes de los propios medicamentos quimioterápicos que la medicina convencional utiliza. Esto nos ha permitido evitar muchos de los efectos colaterales cuando ya se está realizando la quimioterapia.

Un tercer instrumento es el uso de medicaciones naturales capaces de aumentar el nivel de neutrófilos circulantes que permitan la acción de competencia territorial con las células enfermas sin destruirlas. Solo evitando su crecimiento.

Un cuarto instrumento es la hipertermia que junto a la medicina ortomolecular son aliados fundamentales para lograr el drenaje natural de la enfermedad.

La acción médica también utiliza medicamentos convencionales cuando éstos son necesarios y los médicos deben tener la suficiente formación para trabajar en forma conjunta con los oncólogos y radiólogos.

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