Testimonio de Bárbara

Carta de Bárbara.

Soy bárbara. Hoy tengo 19 años y estoy por empezar el segundo año de mi carrera como profesora de sordos.

Vivo con mi mamá, mi papá Fer y mi hermanita. Trabajo y tengo novio al cual amo y tengo lo más grande de todo el mundo: a Dios en mi corazón.

Mi vida es normal hoy pero hace seis años no lo era.

Vivía de médico en médico, veía poco a mis amigos, casi todos los días lloraba por algo y lo peor de todo, tenía el cáncer más maligno, si se lo puede llamar así, que pudiera haber tenido.

Fue una etapa de mi vida de la que muy pocas veces me acuerdo y si lo hago, es para sentir el sufrimiento que mucha gente hoy pasa con sus enfermedades. El sufrimiento de sentirse observado, discriminado y convertirme sin habérmelo propuesto, en un gran problema para todos los que me querían.

Hoy, a seis años de mi enfermedad, siento que todo pasó con un propósito, el cual estoy viviendo hoy día: servir a los planes de Dios. También puedo decir que me sirvió para confiar en mí misma, en que realmente puedo lograr algo si me lo propongo y por sobre todas las cosas, aprendí que puedo sentir el amor de los demás sin necesidad de enfermarme tan brutalmente.

Algo quisiera corregir en mi tratamiento. La manera que tienen algunos médicos de tratar a sus pacientes. Sé que algunos solo piensan en ganar plata y que la mayor parte trata la enfermedad sin pensar lo que siente el que la sufre. Pero creo que si el médico, solo cambiara su mirada fría por una sonrisa, el enfermo sanaría. Quizás no, pero hasta el último momento, sabría que valió la pena luchar.

Esto que escribo, va dedicado a toda esa gente enferma que cree que no tiene salida. Les pido que confíen porque yo sé que hay salida.

Y a ustedes, los médicos, que aprendan que en una sonrisa puede estar la vida.

Dios los bendiga.

Barbi. Primavera de 2000.

 

 

Bárbara fue diagnosticada en Julio de 1994 con un sarcoma de Ewing en la mandíbula derecha. La evolución del tumor era tan tórpida (ver foto) que se le pronosticó pocos meses de vida. Se le propusieron quimioterapias agresivas y cirugías muy cruentas.

Fue a partir de Barbi que conocí al Dr. Hamer.

Hoy, ya terminada su carrera de sordos, ha comenzado a estudiar canto lírico y día a día sigo aprendiendo de su angelical sabiduría, junto a su mamá y su hermana Flor.

Las deformaciones de su mandíbula fueron reintegradas por nuestra Madre Naturaleza (ver foto actual) y su testimonio es un canto a la vida y a la esperanza.

Dr. Fernando Callejón.