Las enfermedades arquetípicas

Las enfermedades arquetípicas.

Definimos como enfermedades arquetípicas aquellas que no activan comportamientos celulares de supervivencia. Recordemos que según la teoría de Hamer, todas las enfermedades activan comportamientos celulares de supervivencia a través de los programas cerebrales. Nosotros decimos que esto no es así y que existen muchas enfermedades que no lo hacen. A ellas las llamamos arquetípicas.

Este concepto es solo aproximativo ya que lo que también nos interesa destacar de estas enfermedades es que en la mayor parte de ellas observamos conductas de destrucción en donde las llamadas células enfermas no tratan a las llamadas células normales como semejantes sino como presas. Actúan con conductas predadoras en donde no se plantea la posibilidad de una convivencia en el mismo territorio.

Las enfermedades arquetípicas más importantes son el cáncer, las enfermedades autoinmunes, las infecciones no autolimitadas y el compilado de múltiples enfermedades que ha construido recientemente la medicina y que ha llamado sida.

 

La célula como animal predador.

Hemos observado que cuando las células llamadas enfermas  activan conductas que buscan superar conflictos de supervivencia, se comportan como los animales semejantes en la lucha territorial. Utilizan las estrategias típicas para sobrevivir y seguir conviviendo. La inflamación, la necrosis, la reparación, son comportamientos celulares que no tienen como objetivo biológico la muerte del resto de las células. Sin embargo, esta posibilidad existe si no se activan a tiempo los programas de apaciguamiento o sometimiento que la evolución ha inscripto en el cerebro de todos los mamíferos.

Por el contrario, en las llamadas enfermedades arquetípicas, se observa la conducta predadora del animal proveedor y el objetivo biológico es la muerte del tejido que se usa como presa. Las células no buscan superar obstáculos a la supervivencia recurriendo a  las soluciones territoriales sino que solo pretenden destruir para alimentarse. Aquí, no se puede recurrir a los ritos de apaciguamiento ya que el comportamiento celular es matar a la presa.

Esta diferencia es el aporte mas importante que podemos dar desde la medicina psicobiológica a los abordajes terapéuticos ya que si no se la tiene en cuenta, podemos cometer graves errores.

 

Los cinco elementos.

Desde la concepción biológica de Hamer, la linealidad que él establece entre conflicto y enfermedad le hace suponer que la solución del conflicto genera la cura. Al no tener en cuenta la división de las enfermedades entre comunes y arquetípicas, expone al paciente a soluciones que no son biológicamente correctas y que pueden llevar a la muerte de la -presa- o a la exacerbación de la agresividad del -proveedor-.

Desde la concepción psicológica, el no tener en cuenta esta diferencia, hace que muchas enfermedades arquetípicas sean tratadas de la misma manera que las enfermedades comunes, en donde no hay sentido de muerte y de destrucción sino de superación de obstáculos a la supervivencia.

En las enfermedades arquetípicas se deben considerar cinco elementos fundamentales:

1)     activan formas celulares que no aceptan las normas de convivencia.

2)     Destruyen las formas actuales.

3)     No se activan por un conflicto biológico sino por un mandato familiar.

4)     Conviven con las células normales pero no les obedecen.

5)     Se comportan habitualmente como animales predadores (solo se detienen si consiguen la presa).

 

Está claro porqué el sistema médico actual aborda estas enfermedades con métodos que son de una agresividad que bien puede compararse a la aniquilación de los enemigos. Si observamos los cinco elementos nombrados, es de esperar que el sistema médico caiga en semejante confusión a partir del desconocimiento de las verdaderas causas de la enfermedad.

 

El consenso universal.

Pero hay un detalle que no podemos dejar pasar: el fracaso de estos métodos agresivos sobre las enfermedades arquetípicas. Y cuando hablo de fracaso quiero acotar esa expresión al consenso universal de que no es así como vamos a superar el cáncer. Hay un saber colectivo que la quimioterapia es tan agresiva como el cáncer. Y ese saber no fue impuesto por agentes de noticias o campañas publicitarias. La historia del tratamiento del cáncer es una historia de brutalidades y el presente no se aleja demasiado de esa historia.

Pero también fracasan los intentos de las llamadas -medicinas blandas-. No significa esto que no sirvan. Estadísticamente los tratamientos convencionales y las medicinas blandas tienen resultados similares. Me refiero siempre al mismo consenso universal. Una vez que uno tiene cáncer, la muerte es segura, un poco más tarde o más temprano. Lo único que se plantea el paciente es no sufrir demasiado. No creo que sea valioso decir que la quimioterapia cura el 50% de los cánceres porque esas estadísticas están manipuladas por los laboratorios y cualquier médico que se preocupe por diferenciar los beneficios absolutos de la quimioterapia de sus beneficios relativos, sabe que no son ciertas. Tampoco creo importante exponer que si se soluciona el conflicto, como dice Hamer, el 97% de los pacientes se curan. Porque si el conflicto (el mismo Hamer lo dice) ha sido muy intenso o muy largo, es muy probable que la fase epileptoide lo lleve a la muerte. No es un método lo que va a curar a un paciente de cáncer.

Si no entendemos qué significa una enfermedad arquetípica, no podremos entender que cualquier linealidad (Por ejemplo: Conflicto = Cáncer) no pueda servirnos para dejar de estar atravesados por el cáncer (o cualquier otra enfermedad arquetípica).

 

La adaptación.

Las funciones de los órganos de nuestro cuerpo, se lograron en el curso de millones de años de evolución. Recordemos que las primeras células que existieron en nuestro planeta no necesitaban oxígeno pero cuando un grupo de ellas, a través de un proceso de reducción, liberó una molécula de oxígeno, las que no se adaptaron a su presencia desaparecieron. Así comenzó una verdadera masacre, en la que desaparecieron todos los que no se adaptaron.

¿Qué es adaptarse? Es modificar una programación que se transmite de generación en generación a través de una información escrita en los genes. Esa modificación busca producir un cambio en la forma y en la función de un grupo celular que sea capaz de superar el obstáculo que amenaza la supervivencia. Hay que provocar una verdadera mutación genética para cambiar esa información. La biología nos enseña que esta mutación solo se produce si hay una verdadera amenaza a la supervivencia; nunca por otro motivo.

Estas mutaciones se vienen dando en el curso de los millones de años de evolución en forma constante pero con una lentitud que provoca que mientras no se instale definitivamente, la información celular no cambie y la adaptación no se produzca, lo que significa que la célula muera ante la imposibilidad de sobrevivir ante la nueva instancia biológica (en este caso, la aparición del oxígeno).

Es como si a una persona que solo habla castellano, se le pida que traduzca un texto de 400 páginas del alemán al inglés y en un plazo máximo similar al que necesita para leer el texto. Son demasiadas funciones las que debe aprender y mientras lo va leyendo lo debería escuchar alguien que sepa alemán y repetirlo a alguien que sepa alemán e inglés. Algo parecido se debe producir en una adaptación genética. La célula inicial (la que solo habla español) habla un alemán muy malo pero ese alemán (una nueva información que la célula necesita para sobrevivir) es tomado por alguien que sabe alemán (la conformación del ADN) y es inscripta por otro experto en ambos idiomas (la transcripción en el ADN). Es indudable que el conocimiento de la célula en un proceso de semejante magnitud pasa inadvertido por los sujetos que son habitados por esos genes. Pero allí está.

 

Lo que saben las células.

Las células saben toda nuestra historia. La de nuestros abuelos, tatarabuelos y -arquiparientes- de hace millones de años. Impresiona saberlo pero hay que aceptarlo.

Inicialmente debemos considerar dos elementos:

1) la mutación solo se produce si hay una amenaza a la supervivencia;

2) la transcripción de la información que lleva a la mutación es un proceso lento.

Sin embargo, en las enfermedades arquetípicas ninguna de estas dos características se presentan. La mutación se produce sin amenaza real a la supervivencia y en un lapso de tiempo ínfimo en relación a los tiempos evolutivos. El ejemplo de la traducción del texto nos puede ayudar a entender porqué y como.

Lo que hace la célula en la enfermedad arquetípica es:

1) no mutar porque se presente una amenaza a la supervivencia sino porque se rememora una amenaza de supervivencia;

2) utilizar una información que ya conoce (porque se ha producido en tiempos evolutivos anteriores) usando traductores que rápidamente transcriben esa información. (virus o cadenas de información).

 

Estos dos elementos son los que determinan la diferencia entre una enfermedad común y una arquetípica: la rememoración de una amenaza pasada y no actual y el uso de traductores que conocen la respuesta evolutiva a esa amenaza. En cambio, en las enfermedades comunes (gastritis, resfrío, quistes), no hay mutación porque se trata de una situación en la que no se rememora una amenaza anterior y en donde no hay información que exige ser transcripta.

El elemento fundamental que diferencia a las enfermedades arquetípicas de las comunes es la presencia de un requerimiento biológico que viene siendo insatisfecho en varias generaciones y exige ser reparado. No es necesario, como piensa Hellinger, encontrar el origen de esa injusticia o insatisfacción biológica (en la dimensión de Hamer) sino suspender el intento de reparación.

Por ahora, creo conveniente quedarnos acá. Saber que existen enfermedades que buscan solucionar conflictos de supervivencia y que nosotros comenzamos a llamar enfermedades comunes . Son aquellas que Hamer ha descrito con lucidez en su búsqueda de sentido de superación de obstáculos. Y ahora comenzamos a saber que hay enfermedades que no buscan superar ningún obstáculo sino que por el contrario ponen realmente la vida en peligro ya que sus células solo buscan destruir sin respetar las normas de convivencia. A estas enfermedades las comenzamos a llamar arquetípicas ya que como veremos, se expresan a través de células que también llamamos arquetípicas.

Pero una de las características de estas enfermedades es que obedecen a mandatos familiares y ahora será necesario hablar de ellos.